(En noviembre de 2021 escribí una serie de artículos en Linkedin sobre una metodología desarrollada por mi, ahora los publico para todos)
Hace 16 meses exactamente, fui quemado en la hoguera. Me llevaron a la plaza mayor, y me quemaron vivo. Mi gran pecado, seguir con mi corazón mis valores, mis ideales, mis sueños, durante un muy valiente salto de fe un año antes.
Los que un año antes me pidieron, rogaron, suplicaron que haga el valiente salto de fe, ahora eran quienes juzgaban y apuñalaban por la espalda. Me invadió la tristeza, la angustia y puedo decir que estaba muy deprimido.
Yendo en silencio y en aceptación a la hoguera, me sentí como Juana de Arco y Giordano Bruno. Me pensé así y de pronto supe que estaba acompañado por dos grandes de la historia que, en su momento, también fueron difamados y calumniados.
La infamia es el arma de los cobardes.
Me permití a mí mismo, la vulnerabilidad, y la conté a quienes sentía tenían el deber moral de ayudarme. Vieron la oportunidad de «matarme» en la hoguera digital. Fuí con la frente en alto, tranquilo, aceptando la situación ya que no podía cambiarla sin bajar al nivel de quienes me llevaron a la plaza mayor.
¿Cómo defenderme? ¿Necesito hacerlo? ¿Qué hacer? ¿Para qué?
Fui a la hoguera y terminé con el corazón hecho fuego. Fui a la hoguera más fuerte que nunca. Fui a la hoguera aceptando que no todo salto de fe termina bien.
Nadie te dice que podés terminar roto en el piso al dar un salto de fe.
Bien, ahora que tengo tu atención, te cuento que he transmutado. Te cuento que el fuego me convirtió en polvo de estrellas, y mientras eso pasaba, mis ancestros y ancestras, mis maestros y maestras, mi familia, mis amigos y amigas, compañeros y compañeras, colegas, conocidos y desconocidos abrazaron mi alma. Agradezco a cada uno y una de ellos el ser parte de mi vida. Todas mis vidas estaban ahí, todos mis conocimientos, saberes, experiencias y relaciones estaban ahí.
No lo sabía, pero el 13 de julio 2020 moriría como tantas veces y nacería nuevamente.
Hace muchos años me acompaña el salmo 121, como acompaña a todos los guerreros y guerreras de la luz.
Me sentí triste y angustiado. Me pensé vulnerable y con miedo. Me supe polvo de estrellas, y al saberlo, sin vasija que cuidar subí a la montaña de mi ser, en silencio, con aceptación a transitar la tristeza. Me metí en mi cueva a pensar, meditar y sanar.
Es la primera vez que me animo a transitar la tristeza. Gracias a ser quemado en la plaza mayor, no tuve ni que pedir ayuda. Esta llegó desde los cuatro vientos. Gracias a que me acepté triste, pude sentir cada abrazo y cada mano tendida. Gracias a que pude aceptar cada abrazo y cada mano tendida me animé a transmutar.
El corazón de fuego me ayudó a:
Me animé a transmutar, desde ese lugar, polvo de estrellas. Sentí el agua, la tierra, el aire, el fuego y la divina providencia abrazándome.
Es hermoso transitar tu propia muerte. Es hermoso ver esa energía eterna que cada uno de nosotros lleva dentro. Es hermoso dejar los tabúes de lado y hablar de tristeza. Vivirla, respetarla, darle y darme el tiempo de sanación. Pedir y aceptar ayuda. Reconocer mis superpoderes y desde ellos renacer.
(En este momento me gustaría escuches a Mercedes Sosa, una de mis maestras en la canción «Como la cigarra», de María Elena Walsh y luego sigas leyendo).
El corazón de fuego me ayudó a hacer una pausa y dedicarme a mí. El corazón de fuego me ayudó a mirar mis sombras, mi oscuridad, mis errores y mis traumas. El corazón de fuego me ayudó a dejar totalmente fuera la ecuación de la vasija quemada.
Al renacer, me siento, pienso y sé más liviano. Tengo en mi memoria energética enseñanzas milenarias y también memorias de mis experiencias en todas las vidas de esta y otras vidas. Reconozco y acepto todas mis relaciones, valoro lo que me han enseñado y seguirán enseñando.
Tuve la oportunidad, el valor y la aceptación de que debía enfocarme en mi sanación y llevó mucho tiempo. Agradezco toda la ayuda recibida estos 16 meses, ya que gracias a todos los seres de luz que me rodean pude renacer con más fuerza en mi corazón, con más valentía en mi corazón, y desnudar mi sentir como nunca antes. Fue ahí que surgió el lucero del SER.
De pronto, algo en lo cual venía pensando hace años, fue visto con la claridad que necesitaba. Recibí un regalo maravilloso de la divina providencia, ser canal de transmutación, y ahora con una nueva forma que une alma. cuerpo y mente en un juego, Lucero del SER, una brújula para solucionistas, emprendedores y revolucionarios. Una brújula para todos aquellos que quieren sentir, pensar y saber que son parte de la construcción de un mundo mejor; vivirlo como un juego, para primero conocer el mundo interno, cuerpo-alma-mente, de cada uno de nosotros, y que este sea la brújula para la construcción colectiva de un mejor mundo para todos.
Este es un artículo en el cual me muestro como quiero verme en el espejo. Fuerte y valiente en el corazón. Aceptándome canal para el cambio, no sólo empresarial sino personal. Es una invitación a jugar conmigo. Es una invitación a que te contactes conmigo y empecemos a jugar, en grupo o de a pares. Es una invitación a que me ayudes, me apoyes y compartas con quienes quieren una brújula, esta oportunidad de jugar conmigo.
Te mando un abrazo y te leo si querés compartir algún comentario o ser parte del juego.
Para leer el segundo artículo: Lucero del ser #2 – Soy polvo de estrellas