En este post les quiero hablar de innovación social y emprendedurismo social; de la innovación social que les quiero hablar es la que está directamente conectada a la “caridad”.
Es importante que rompamos juntos un par (bueno quizás una decena) de paradigmas relacionados a los Organismos sin fines de lucro (tercer sector); y comprendamos juntos, cómo las cosas que nos enseñaron a pensar en relación a donaciones y caridad en realidad socavan ese tan importante ideal que tenemos de cambiar el mundo.
Pero primero que nada, quiero que partamos todos de un mismo axioma y para ello quiero preguntarles si creen realmente que el sector sin fines de lucro desempeña un papel importante en el cambio para mejor de este, nuestro mundo.
Muchos creen que las empresas son las que contribuyen al cambio y mejora en las economías en desarrollo y que los emprendimientos sociales cuidan de los demás.
Estoy convencido de que las empresas privadas impulsarán la humanidad, pero dejan en el olvido a ese 10% o más de los más desfavorecidos o desafortunados; las empresas sociales también necesitan mercados, y obviamente hay ciertos problemas que ellas tratan que simplemente no pueden desarrollar las métricas financieras necesarias para comercializarse.
He trabajado en varios proyectos como Coach o catalizador de la innovación con niños y adultos con problemas de desarrollo cognitivo, y al igual que Dan Pallotta en su charla TED, les digo:
Ellos quieren rizas y compasión, quieren amar y ser amados. ¿Cómo se traduce eso en dinero?
Aquí entra el sector sin fines de lucro y la filantropía.
La filantropía es el mercado del amor.
Es el mercado de todas aquellas personas para las cuales no hay otro mercado.
Si realmente queremos un mundo como el que describe Richard Buckminster Fuller:
Un mundo que se adapte a todos, sin excepciones.
El sector sin fines de lucro, ya sea que estemos hablando de ONGes en el Tercer sector o empresas sociales en el Cuarto Sector, debe ser parte importante de nuestro diálogo.
Pero personalmente creo que algo no está funcionando muy bien.
Para nombrarles algunos ejemplos:
- ¿Por qué nuestras instituciones de caridad que investigan el cáncer de mama no se acercan a la cura de este?
- ¿Por qué nuestras obras de caridad para las personas sin hogar no se acercan a eliminar realmente este fenómeno de las principales ciudades?
- ¿Por qué los índices de pobreza en latino América (si bien bajaron) siguen siendo tan altos? Hoy en día hay “sólo” 167 millones de pobres en LatAm.
La respuesta inicialmente sería que estos problemas sociales son de enormes dimensiones, y las instituciones muy pequeñas; por otro lado, tenemos y creo que al decir “tenemos” me refiero no sólo a LatAm sino prácticamente a todo el mundo, un sistema de creencias que perpetúa la pequeñez.
Tenemos dos libros de leyes:
- Un libro para el sector sin fines de lucro y
- Un segundo libro para el resto de la economía.
Siendo el sector sin fines de lucro discriminado en 5 áreas diferentes (recomiendo leer el post Entendamos qué es el cuarto sector para sentar las bases legales y definiciones):
1. Área de la compensación (o indemnización).
En el sector empresarial cuanto más valor, se gana más dinero. Es una ecuación simple y creo no necesita explicación.
Ahora, ¿Qué pasa en las Organizaciones sin fines de Lucro y empresas sociales?
NO queremos que usen nuestro dinero para motivar al personal a producir más y ayudar a los necesitados a sacar más provecho del servicio social.
Tenemos una resistencia hipotalámica a la idea de que alguien gane mucho dinero ayudando a otros.
Es muy interesante observar lo antagónica y tramposa que es nuestra mente:
No tenemos ningún problema con que alguien haga mucho dinero NO ayudando a los demás.
Si alguien desea ganar, digamos 50 millones, creando juegos y aplicaciones “violentas” para niños, le apoyaremos, le ayudaremos a conseguir inversiones y saldrán artículos sobre su Start-up en suplementos de negocios y portadas de revistas.
Pero, como bien dijera en su charla TED, Dan Pallotta:
Quien quiera ganar medio millón de dólares en la búsqueda de una cura para la malaria, será considerado un parásito.
Este código moral, tiene efectos secundarios muy fuertes. Parecería que tenemos sólo dos opciones:
- Alcanzar el éxito personal y enriquecernos a nosotros y nuestras familias;
- Hacer el bien y mejorar nuestro mundo.
Los mejores cerebros de nuestras universidades, y vale la pena aclarar que por ejemplo acá en Uruguay son públicas, podrían hacer una gran diferencia en Organismos sin fines de lucro. Sin embargo miles de ellos entran cada año al mercado laboral con fines de lucro sencillamente porque no están dispuestos a sacrificar su vida económica.
Algunos dirán:
Esos graduados de Administración de Empresas son codiciosos.
Yo les digo, no necesariamente, son muy inteligentes; es mucho más fácil y barato para ellos contribuir anualmente con varios miles de dólares ayudando a víctimas del hambre o huérfanos, ahorrar así varios miles en impuestos y tener sueldos bastante más altos que una persona en el mismo cargo en una ONG.
Y todavía arriba ser llamado “benefactor» por su contribución a la caridad; ser parte del directorio de ese organismo como benefactor y monitorear al infeliz director de la ONG a la que el beneficia; a demás de una vida de poder, influencia y aceptación pública.
2. Área de la publicidad y el marketing
Solemos decirle al sector empresarial, inviertan más y más en publicidad y marketing hasta que esta no genere ni un solo centavo de valor.
Por otro lado, no nos gusta que nuestras “donaciones” a las ONGes se “gasten” en publicidad para la caridad.
Esto lo afirmo por experiencia. Si miran en la lengüeta “propuesta” de innMentor verán que trabajo con empresas del cuarto sector y ONGes GRATIS, pero estas una y otra vez me dicen que tienen miedo del famoso: “Qué dirán”
Me lo explican muy fácilmente, no podremos explicar cómo lo hicimos sin gastar dinero. Nos hará problemas. Mejor ayúdanos a encontrar nuevos paquetes de servicio para los públicos que apoyamos.
Los “Benefactores” quieren que su contribución llegue a los necesitados directamente. Aunque el dinero invertido en publicidad puede aumentar drásticamente los ingresos y así aumentar exponencialmente el dinero de ayuda a los necesitados.
Las organizaciones sin fines de lucro se caracterizan por tener miles y miles de héroes anónimos, voluntarios que participan por amor al prójimo en un sinfín de campañas recolectando donaciones y recaudando miles sino millones de dólares para luchar contra el cáncer de mama, la pobreza, las diferencias sociales y la exclusión, por mencionar algunos ejemplos.
Todo esto, basados en una premisa muy especial:
La gente está harta de que le pidan para hacer lo mínimo posible. Quiere retarse continuamente y poner a prueba su potencial por causas en las que creen.
Pero debemos pedirles esa ayuda. Debemos anunciar las campañas y para ello, es esencial el marketing y la publicidad, el figurar en portadas y anuncios de radio y televisión en las horas de más rating.
Seguramente algunos no estén de acuerdo, y aprovecho para preguntarles: ¿Cuántos voluntarios lograrían conseguir con panfletos en las calles o en ferias y almacenes de barrio?
Otros me dirán: «Todas las estadísticas nos dicen que el sector sin fines de lucro ha crecido en LatAm en las últimas décadas.»
Pero es necesario situarnos en la América Latina de las últimas décadas, y comprender los orígenes de su crecimiento acelerado y los diferentes papeles que juega en la dinámica social en virtud de su heterogeneidad, papeles muchas veces contradictorios, invisibles, perpetuadores o cuestionadores del statu quo, y siempre susceptibles de controversia.
Según Andrés Thompson:
El tercer sector creció rápidamente en la LatAm de las últimas dos décadas debido a factores diversos, entre los cuales cabe destacar el debilitamiento de los regímenes autoritarios en algunos países de la región y los pobres resultados de esos gobiernos en términos de desarrollo económico y social, el cambio en los roles de instituciones como la Iglesia y los partidos tradicionales, y el flujo de fondos internacionales para apoyar los procesos de democratización por la vía de las organizaciones de la sociedad civil.
Pero desde principios del SXXI estamos sufriendo lo que en Estados Unidos ocurre desde los años 70, allí las donaciones anuales a ONGes quedaron estancadas en el 2% del PIB desde que empezaron a medirlo, en los años 70. ¿Será diferente en nuestra querida LatAm? (porque por acá abajo no se mide)
Desde ya hace 40 años, el sector sin fines de lucro es incapaz de captar “conquistar” parte del mercado. Y si lo piensan bien, ¿cómo puede un sector captar una parte del dinero de giro de otro sector de mercado, si tiene prohibida la participación en la comercialización?
Por otro lado con una de nuestras cara (o caretas?) les decimos a las marcas de consumo masivo: «Ustedes están autorizados a publicar todas las ventajas de sus productos».
Sin embargo a las obras de caridad les decimos con otra de nuestras caretas (o caras?): «No se puede publicar todo el bien que están haciendo.»
¿A dónde creen que irán los dólares de los consumidores?
3. Área de Asumir Riesgos
Me refiero a asumir riesgos en la implementación de una nueva idea que genere beneficios.
Por un lado nuestros canales de televisión “privados” pueden crear series y/o películas que sean un fracaso en taquilla por varias decenas de miles de dólares y nadie levantará una ceja.
Por otro lado, si se realiza un evento comunitario en favor de los pobres para recaudar 50 mil dólares, y no llegan a conseguir la suma o generar un 75% de crecimiento de las recaudaciones, empezarán a hablar mal de la ONG al punto que estos organismos no asumen riesgos por temor al fracaso y a que su reputación se vea afectada.
Y todos sabemos que:
Si tememos fracasar y está prohibido fracasar la innovación muere.
Y si matamos la innovación en el área de recaudación de fondos, no se podrá generar nuevas formas de recaudación. Y si no podemos crear nuevas recaudaciones, no habrá crecimiento y no habrá forma de resolver problemas sociales serios.
4. El tiempo
Miremos casos como Amazon y Twitter para poner el foco.
Twitter sigue hasta hoy sin generar ingresos “reales” y sus fundadores tienen todo el apoyo de los inversores. Pueden tomarse el tiempo que sea necesario para encontrar el modelo de negocio y esa idea genial que les lleve a ganar mucho dinero pero sin anunciantes directos. Quizás este año hayan encontrado esa idea maravillosa, ayudando a ver todas las TICs que usamos converger, por ejemplo comerciales en TV que te hablan por twitter.
El ejemplo de Amazon es muy similar, les llevó 6 años a los inversores hasta que vieron algún beneficio de esa nueva e innovadora plataforma de ventas.
Los inversores tuvieron paciencia estratégica, sabían que había un propósito a largo plazo de construcción de hegemonía y dominio del mercado de venta de libros.
Pero si a un directivo de una ONG, se le ocurre tener el sueño de construir un proyecto grandioso en el cual haya que esperar 6 años para ver los resultados, sería crucificado solo por pedir inversiones que no serán directamente vistas por los necesitados.
5. La ganancia
El sector empresarial es muy atractivo para las inversiones.
Este sector puede repartir dividendos, y así atraer muchas inversiones.
Ahora, ¿qué pasa con el tercer sector?
No recibe nada de esa torta de millones, billones y quizás trillones que hay circulando, por el simple hecho de no ser suficientemente atractivo.
¿Por qué?
Muy sencillo, no se pueden repartir dividendos. Este sector hambriento por crecer, por inversiones y por personas, que estén dispuestas a arriesgar parte de sus fortunas en él queda con las manos vacías.
Conectemos las 5 áreas
Resumamos la situación del tercer sector:
- No pueden atraer talentosos profesionales;
- No pueden invertir en publicidad;
- No pueden llegar a nuevos clientes por vías no ortodoxas;
- No pueden llegar a inversiones adecuadas para financiar proyectos ambiciosos;
- No pueden asumir riesgos;
- No pueden ganar y compartir ganancias.
En fin este sector está en desventaja competitiva.
¿Por qué es así? Hagamos un poquito de historia.
La mayoría de las legislaciones del tercer sector en América Latina son copias de sus hermanas mayores en Norteamérica y Europa e influenciadas por su cultura judeo-cristiana de «caridad».
Si hay algo que tienen en común todos los llamados países occidentales es el modelo «capitalista».
El capitalismo tiene dos caras, una la de libertad absoluta de mercado, la otra, la disparidad y diferencias a lo largo y ancho del continente que llevaron primero a los organismos clericales y sinagogas a hacerse cargo y en el SXX al surgimiento de las ONGes.
La caridad se convirtió en una forma clara de ganarse el cielo y no el infierno. El famoso diezmo que en sus orígenes era para los huérfanos y las viudas tomo muchas y diferentes formas y facetas.
Nos ganamos el cielo al dar en caridad unos pocos centavos.
Y en los últimos 400 años nadie se levantó y dijo:
Por qué debemos gastar poco en la recaudación de fondos. ¿Es realmente verdad que si gastamos poco tendremos más para nuestra causa?
Si me baso en como veo el mundo hoy en día, mis queridos lectores la respuesta sería: «Con la legislación actual en la mayoría de los países esta teoría es VERDAD.»
Ahora si nos basamos en que la caridad es un poquito más del 2% del PBI en cada uno de nuestros países. De cuánto dinero estaríamos hablando, cuánto sería el 2% de tus ingresos anuales promedio; De qué posibilidades de préstamo y/o inversiones se podría hablar. Cuál sería el retorno óptimo de la inversión en tal caso (ROI).
Nuestra generación quiere cambiar el mundo. Quiere mejorarlo. Para ello, necesitamos cambiar nuestra forma de pensar y el cuarto sector es un buen modelo de cambio pero no es suficiente, debemos cambiar todo el modelo legal para que el tercer sector tenga otras, nuevas e innovadoras modalidades de trabajo.
Empecemos por mirar las iniciativas de los valientes voluntarios de las ONGes, con los mismos ojos que miramos las oportunidades de Google y Amazon.
Midamos su progreso, como se mide un sueño, y definamos en conjunto y con ayuda de los gobiernos cuáles son los fondos necesarios para llevarlos a cabo.
A quién le importa cuán arduo fue el trabajo y el riesgo necesarios si el problema fue resuelto.
Si somos capaces de tener este tipo de generosidad y bondad, el sector sin fines de lucro puede desempeñar un papel muy importante en el cambio del mundo para todos aquellos ciudadanos que más necesitan ese cambio.
Y si ese puede ser nuestro legado para las generaciones futuras, les aseguro que nos lo agradecerán eternamente.
Esta vez mis queridos lectores, les pido lo difundan por razones obvias:
Para que llegué a los tomadores de decisiones. Quizás logre aportar mi granito de arena con este artículo, si alguno de ellos lo lee, que no dude en contactarnos.
Para los directivos de ONGes o Empresas Sociales, les recuerdo, nuestro modelo de negocio incluye donar el 20% de nuestro talento y nuestro tiempo con ese fin:
Dejar a las generaciones futuras un mundo mejor del que nosotros recibimos. Les brindamos el profesionalismo en la ideación e implementación de innovadores proyectos…
Inspirado en la charla TED de Dan Pallotta
Ayúdame a #DifundirLaPalabra
Es curioso, vi este vídeo TED justamente ayer. Sus argumentos me parecen un ejemplo brillante de cómo las suposiciones distorsionan nuestra percepción del mundo y de la importancia de aprender a cuestionarlas.